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El Poder del Evangelio

Nos encontramos con el pasaje que trata sobre el importantísimo tema de nuestra salvación el versículo 24.

En esta parte en particular se habla sobre la justicia de Dios; qué es y cómo la podemos obtener por medio de la fe, y únicamente por la fe en el Señor Jesucristo.

Notamos aquí algo que quizás nos obligue a retroceder un poco y mencionar nuevamente el tema de la justicia.

Hay mucho que decir en realidad sobre este asunto.

El ser justo quiere decir básicamente estar bien o en buena relación con Dios.

Y somos hechos justos con Dios en Sus propios términos y de acuerdo a sus normas.

Y Dios también provee la justicia que nosotros no podemos proveer por nosotros mismos.

No podemos ser salvos por medio de la perfección que Dios mismo tiene que exigir. Y somos incapaces de proveerla.

Y Él no nos puede salvar en nuestro estado de imperfección por lo que Él mismo es. De modo que Dios provee para nosotros lo que llamamos una justicia.

Ahora, otra vez nos preguntamos: ¿Qué es la justicia? Veamos algunas definiciones dadas por grandes hombres del pasado, que nos pueden servir de mucha ayuda.

La justicia de Cristo viene a nosotros por medio de la fe en Cristo y se ha definido de varias maneras.

"Bajo la ley Dios requirió justicia del hombre. Bajo la gracia, el provee justicia para el hombre. La justicia de Dios es esa justicia que Su propia justicia le hace requerir".

"Es esa justicia de la cual Dios es el autor y que está disponible ante Él, que satisface y asegura Su aprobación".

"Es esa justicia que el Padre requiere, en la cual el Hijo se convirtió, y de la cual el Espíritu Santo nos convence, y que la fe nos asegura.

"la suma total de todo lo que Dios manda, requiere, aprueba y Él mismo provee".

Como hemos visto, esta justicia es conseguida y asegurada por la fe, no por las obras.

Escuchemos una vez más la lectura de los versículos 22 y 23 de este capítulo 3 de la epístola a los Romanos:

Romanos 3:22 la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, 23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,

Otra traducción lo expresa de esta manera: "Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo, declara justos a todos los que creen. Pues no hay diferencia, porque todos han pecado y están lejos de la presencia gloriosa de Dios".

Esa justicia se obtiene por la fe, no por medio de las obras.