La medicinacontra el miedo
Hebreos 11:6 Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.
Hebreos 11:1 Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
Hoy Dios tiene mucho que decirnos con respecto al miedo o temor en todas sus manifestaciones y por supuesto en sus manifestaciones dentro del hogar y el matrimonio.
El miedo es definido en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua como:”(Del lat. metus). 1. m. Perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario. 2. m. Recelo o aprensión que alguien tiene de que le suceda algo contrario a lo que desea.
Genesis 3:9 Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? 10 Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. 11 Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol del que yo te mandé no comieses?
Miedo: Hebreo Yr.
Muchos de nosotros conocemos el pasaje de la caída de Adán y Eva en el huerto del Edén, cuando Dios les prohibió comer del “árbol de la ciencia del bien y del mal”. Adán expresa sentir “miedo” al escuchar los pasos de Dios. Sentir temor a la presencia de Dios es un mal síntoma, Dios es amor, quienes temen al amor son aquellos que no pueden amar, limitados para expresar el afecto o recibirlo, en ellos existe un poco de resentimiento y rencor.
Todo pecado nos aleja de Dios. La traducción de la palabra pecado es injusticia. Todos somos pecadores, sin embargo, no todos reaccionamos igual ante el pecado, hay dos actitudes notorias; algunos al cometer pecado prefieren esconderse de Dios, no volver a Él, otros, buscando salir del pecado, prefieren reencontrarse con Dios porque saben que ese encuentro los librara del pecado.
Dios busca que nosotros optemos por la segunda actitud, que perdamos ese temor de encontrarnos con el creador.
En el Edén, Dios no tenía necesidad de preguntar: “Adán, ¿donde estas?”, dado que Dios lo sabe todo (Adán estaba en pecado), mas bien, existe la necesidad de que Adán y todo ser humano injusto se pregunte: “¿dónde estoy?”, “¿tú dónde estás?”. Dios sabe donde estamos, el problema es si nosotros lo sabemos.