El evangelio de hoy nos presenta una frase muy fuerte de Jesús: “Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan delantera en el camino del reino de Dios”.
En una homilía, el Papa Francisco explicaba este pasaje: “Jesús dice a los hipócritas que las prostitutas y los publicanos les precederán en el Reino de los Cielos. ¡Es fuerte esto! Porque los que se sienten pecadores abren su corazón en la confesión de los pecados, al encuentro con Jesús, que ha dado la sangre por nosotros” (2014).
¿Cómo entender esta frase? Distinguiendo la diferencia que hay entre ser pecador y corrupto. Ser pecador es ser alguien que cae, pero se levanta. Pide perdón y vuelve a empezar. Ser corrupto -espiritualmente hablando- en cambio es caer y no levantarse, no confesarse, no pedir perdón.
No hay pecado que no se pueda perdonar. Incluso el de los publicanos y prostitutas se puede perdonar, siempre y cuando sean pecadores y no corruptos.
