El pueblo de Israel muchas veces se cansó en ese camino de peregrinación hacia la Tierra Prometida. En esos momentos, una y otra vez el Señor les invitaba a hacer memoria. Las palabras que más se repiten en el Deuteronomio de Dios a su Pueblo fueron estas: recuerda, haz memoria, no olvides.
También a nosotros, cuando nos cansamos en este camino a la santidad, Dios nos invita a recordar. Es una memoria no solo con la mente, sino sobre todo con el corazón. Recordar los momentos en los que hemos sentido el amor de Dios, su presencia. Hacer memoria de las veces en las que Él nos ha sacado adelante de una prueba, de una dificultad, de una miseria.
Recordar nos hará revivir el mucho amor que Dios nos ha tenido y esto nos dará fuerzas para seguir adelante.