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Día 8 de la Cuaresma.

Puede ser que hayamos bajado un poco la guardia, que hayamos caído en la rutina de la Cuaresma y nos encontremos algo cansados. Es ahora cuando hay que acudir a nuestros amigos, a nuestras personas de confianza, que nos ayuden a vivir mejor nuestra fe con sus consejos, escucha y oraciones. 

En la Biblia hay un momento donde Moisés se cansó y comenzó a bajar los brazos, pero dos de sus mejores amigos, Aarón y Hur, le colocaron una roca para que se sentara y cada uno le sostuvo un brazo en alto. Así nosotros necesitamos de nuestros Aarones y Hures, esos amigos que nos ayuden a vivir mejor nuestra fe.

De entre todos los Aarones y Hures que podamos encontrar, los santos que están en el Cielo son nuestros mejores aliados. Acudamos a ellos también en esta Cuaresma y pidamos su intercesión.