El amor de Dios tiene puertas giratorias: podemos salir cuando queramos, pero también podemos volver a entrar. ¿Qué partes de nuestro corazón se encuentran alejadas de Dios en este momento? Ojalá las llevemos de nuevo a Dios, sabiendo que Él nos acoge como somos, no tiene asco de nuestros pecados o miserias, sino que quiere ofrecernos el bálsamo de su misericordia.