Hay frases que se nos quedan grabadas para siempre. Esta la dijo hace un año y medio un sacerdote agradeciendo a otro sacerdote que había ido de misiones a su parroquia: “Siempre que te veo me das un buen testimonio, porque veo que vas caminando por la vida sin pausa, pero sin prisa”.
En este episodio reflexionamos sobre cómo vivir así: sin pausa, pero sin prisa. Sin quedarnos congelados por el miedo, pero tampoco acelerarnos por la ansiedad. Desde el discernimiento vocacional hasta las decisiones de la vida diaria, todos necesitamos aprender este ritmo.Especialmente hoy, desde Monterrey, acompañando a jóvenes que están en el candidatado, pido a Dios que a todos nos conceda esta gracia: vivir, caminar, elegir… sin pausa, pero sin prisa.