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Agua fresca y limpia para miles de refugiados por la guerra y el terremoto en el norte de Siria. Es lo que persigue un empresario que tuvo que huir a pie desde Damasco y que ahora dirige una de las más activas ONGs en ese convulso territorio dónde el agua es la diferencia entre la vida y la muerte para miles de personas principalmente niños. Quiere que la ONU ó Bill Gates apoyen su idea para salvar vidas. Una planta móvil, que se construye en Adana, es la clave.

@Cronica_ElMundo      
Pepe Contreras
Abdulhamid Mdalala (50 años) vive en Estambul (Turquía) el único país del mundo en el que ha patentado su invento, un proyecto “holístico” (global) del que ya funcionan cuatro unidades en el norte de Siria. Ajustándose a las medidas de un contenedor estándar Abdulhamid ha creado una planta móvil para la fabricación de botellas, filtración y llenado, con autosuficiencia energética gracias a placas solares, capaz de producir diariamente 2.500 botellas de cinco litros de agua fresca de gran calidad. 
La unidad está atendida por cuatro personas más el conductor del camión tráiler. Abdulhamid ha patentado su sistema como “clean water” (agua limpia). “El proyecto se considera el primero de su tipo, ya que la idea es nueva. Nadie en el mundo ha establecido nunca una estación móvil para distribuir botellas de agua limpia”, dice.
El 28 de julio de 2010, a través de la Resolución 64/292, la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció explícitamente el derecho humano al agua y al saneamiento, reafirmando que un agua potable limpia y el saneamiento son esenciales para la realización de todos los derechos humanos. 
La Resolución exhorta a los Estados y organizaciones internacionales a proporcionar recursos financieros, a propiciar la capacitación y la transferencia de tecnología para ayudar a los países, en particular a los países en vías de desarrollo, a proporcionar un suministro de agua potable y saneamiento saludable, limpio, accesible y asequible para todos.