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Description

En mi niñez, cada día era una aventura sin mapa ni brújula, guiada solo por la febril electricidad de nuestros sueños. La consola de videojuegos, ese pequeño artefacto luminoso, era nuestro portal a reinos inimaginables. Después de la escuela, nos apretábamos en la sala de alguien, con las cortinas corridas y el mundo exterior olvidado, y nos lanzábamos al éter digital. Cada partida era una escapada furiosa, un viaje en una carretera infinita donde dragones, caballeros y naves espaciales esperaban para desafiar nuestra destreza.

Las noches, encendidas como hogueras de campamento, pasaban en un instante mientras nuestras manos, atadas al controlador como si fueran otro miembro del cuerpo, se movían con la velocidad y la gracia de un saxofonista en una jam session. En esa semioscuridad, con las caras iluminadas por el resplandor de la pantalla, éramos exploradores del nuevo mundo, saltando de nivel en nivel, tocando los límites de lo posible. El aire estaba cargado de risa y gritos de triunfo, la camaradería era tan real como cualquier viaje que algún día realizaríamos por las carreteras polvorientas y abiertas del país. Cada derrota y cada victoria eran parte de una odisea, de una búsqueda que nos envolvía y nos lanzaba hacia adelante, como la rápida línea de una carretera que se pierde en el horizonte.

Eso representaban los videojuegos para nosotros y esto es Stylos Podcast, bienvenidos.