Orar es una práctica espiritual muy importante para el cristiano. De hecho, Es la expresión más viva de nuestra relación con Dios. No se trata simplemente de una costumbre mecánica; más bien, es una experiencia viva para introducirnos en la presencia de Dios. A través de la oración nos acercamos a Dios, bien sea para adorarle, presentar nuestras necesidades o pedirle ayuda.