Hermanos míos, yo les ruego, de parte de nuestro Señor Jesucristo, que se pongan todos de acuerdo y que no haya divisiones entre ustedes. Al contrario, vivan unidos y traten de ponerse de acuerdo en lo que piensan. Algunos de la familia de Cloe me dijeron que hay asuntos por los que ustedes están discutiendo mucho. 12 Mientras que algunos dicen: «Yo soy seguidor de Pablo», otros dicen: «Yo no, yo soy seguidor de Apolo.» Y hay otros que responden: «Pues yo soy seguidor de Pedro», y aun otros dicen: «Yo sigo a Cristo.» 13 ¡Pero no hay tal cosa como un Cristo dividido! Además, no fui yo el que murió en la cruz para salvarlos a ustedes. Ni fueron ustedes bautizados en mi nombre. Así que no tienen por qué formar un grupo de seguidores míos. 14-16 Gracias a Dios, sólo bauticé a Crispo, a Gayo y a la familia de Estéfanas. No recuerdo haber bautizado a nadie más. En todo caso, nadie puede decir que fue bautizado en mi nombre. 17 Y es que Cristo no me mandó a bautizar, sino a anunciar la buena noticia. Y no me mandó a anunciarla con palabras elegantes. Si yo hago que la gente se fije más en mí que en Cristo, su muerte en la cruz no servirá de nada. 1 Corintios 1: 10-17
1. ¿Está dividido Cristo? (1:10–13).
2. ¿Fue Pablo crucificado por ustedes?
3. ¿Fueron bautizados en el nombre de Pablo? (1:13–17).
CONCLUSIÓN APLICATIVA: Los corintios No estaban viviendo a la altura del llamado santo que tenían, sino que, en lugar de eso, estaban siguiendo los esquemas del mundo. Se estaban identificando con los líderes humanos y así creaban divisiones en la iglesia. En lugar de glorificar a Dios y su gracia, estaban fomentando la división.
Pero, antes de juzgarlos, deberíamos examinar nuestra propia iglesia y nuestra vida. Tal como en el caso de ellos, nosotros Hemos sido llamados a ser santos, llamados a la comunión y llamados a glorificar a Dios.
¿Estamos viviendo a la altura de este llamado?