Sentados en la terraza del pequeño restaurant que más les gusta, con la vista se preguntan ¿Que será esta vez?
¿Tarta de frambuesa, la preferida de él o pastel de chocolate, el favorito de ella?
Lo compartirán, como comparten platica de los últimos días, de la vida, solo alegría sin apuros.
Ella lo besa como los tibios rayos del sol en una tarde de verano y a él, se le aligera el corazón como el viento que hace trazos en la arena.
Tienen la certeza de estar atados indudablemente el uno al otro porque han decidido quererse en el paso del día y en la última estrella de la noche.
Ese sentimiento intacto entre los dos crece a todas horas, invade el aire, crece como alas suspendidas de sus almas.
Una ternura así, con la que se miran, es algo que nunca se olvida.
Esta es una colaboración con mi amiga Renee, @palabrasdelaerre (Instagram) amo sus escritos que invitan a pensar más allá de las palabras, imaginarse en otras vidas o en un tiempo soñado. Ella es una gran artista y un sol de persona.