Segundopaso - La entidad sionista ha vendido al mundo una imagen de régimen innovador, tecnológicamente avanzado, desarrollado en aspectos relacionados con el uso del agua, la agricultura, pero su esencia no puede ocultar sus acciones en campos claramente violatorios del derecho internacional y que se han expresado en las denuncias por el uso de programas informáticos de espionaje.
Efectivamente, esta entidad que gasta cientos de millones de dólares anualmente para limpiar su imagen de un régimen que ocupa y coloniza Palestina, denunciado por crímenes de guerra y lesa humanidad, no ha podido esconder una cuestionable área de exportación. Me refiero a aquella, donde las revelaciones que han salido a la luz pública muestran su labor en el espionaje mundial, en el robo de información y el uso de datos para la vigilancia llevada a cabo por los servicios de inteligencia de países, que adquieren dichos programas o software espías llamados también spyware maliciosos (1) para acciones claramente ilegales. Utilizados por gobiernos de países con antecedentes de vigilar a sus ciudadanos y a gobiernos y sociedades fuera de sus fronteras, mediante hackeos y ataques cibernéticos. Una querella que ya se había hecho pública en febrero del año 2019, pero que en este mes de julio del 2021 estalló en toda su magnitud (2)