Mientras no te confesé mi pecado, las fuerzas se me fueron acabando de tanto llorar.
Pero te confesé mi pecado, y no oculté mi maldad. Me decidí a reconocer que había sido rebelde contigo, y tú, mi Dios, me perdonaste. Salmos 32:3,5 TLA.
Want to check another podcast?
Enter the RSS feed of a podcast, and see all of their public statistics.
This website doesn't track the visitors or use any cookies. Made by Alex Barredo. Send your feedback to alex@barredo.es.