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En nuestro primer episodio de la segunda temporada de Voces hemos tenido ocasión de descubrir una voz que tiene mucho que contar: Eva Vildosola. Acaba de publicar "Me llamo Eva" de la mano de la editorial Alienta, un testimonio claro y contundente de los primeros 19 años de su vida, una lucha constante y encarnizada por ser lo que siempre sintió que era: por ser mujer.
Eva nació en un cuerpo equivocado, un cuerpo que acabó convirtiéndose en una cárcel. Desde que tiene uso de razón se sintió mujer y sufrió lo indecible porque algunos seres humanos de manera incomprensible tienden a maltratar a toda persona que se salga de ciertos patrones completamente inadaptados a nuestra evolución hoy. Inadaptados porque ya sabemos que no todo responde a una norma, a un molde y que somos más que una parte de nosotros, somos mucho más de lo que algunos ven.
A Eva, desde pequeña la han apartado, rechazado, pegado, acosado, han convertido su vida en un infierno hasta que llegó a desear morir. Eva intentó quitarse la vida a los 14 años porque necesitaba descansar y ya no veía otra salida. Esto no puede seguir sucediendo, debemos hacernos cargo del impacto de nuestras actitudes en la vida de los demás, entendamos todos de una vez por todas que nuestra crueldad puede llevar a la muerte a otras personas, a la muerte. Y si miramos hacia otro lado, seremos igual de culpables. No hacer nada ante una agresión, ante un comportamiento inhumano tiene el mismo resultado que propinar la peor de las palizas o apretar un gatillo asesino. Si no hacemos nada ante esos seres que maltratan a otros por su sexo, su apariencia, sus ideales, sus sueños, sus creencias… estaremos siendo partícipes de la destrucción de esas personas y alentando a otras a actuar parapetados en una impunidad social.
