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Description

Llevas tu respiro
a tu pronunciamiento consciente.
Que lo que expresas en este instante,
en este momento,
en este lugar, en este espacio,
sea solo tu respiro.
Que haga registro de lo que eres, de lo que vives,
de dónde estás, cómo, y te pronuncies:
soy esto, soy mi respiro.

Comienza tu tránsito
y la mente se establece
en lo que meditar es.
Se acopla, se ajusta a eso,
sabiendo que este es tu plan:
convertir tu respiro en tu propio recorrido.

Y los pensamientos juegan,
saben lo que es,
y el respiro los divierte,
y todo danza en ti,
para esperar ese momento,
en el que todo se detiene, te aquietas,
te quedas en tu interior,
a justa fe y elección.

La fe, tú fe, tú en tu fe.
¿Qué o quién más?
Y mejor quédate ahí,
haciendo de cada respiro
un pronunciamiento de tu fe.
Tu fe exacta, en respiro exacto.

Es que provoca tanto extasiarse así.
Quien no se tiene fe,
no conoce, no se conoce.
Es hasta sentir que tu respiro te tiene,
te guarda, te produce tanta fe.

No hay tensión, no hay agite.
No es que estés inerte, al contrario,
todo lo que pulsa, vibra, late,
es tu fe activa.
Recoges y expulsas cada respiro con tal fe,
ya ves que ni los pensamientos cuentan.
Todo es una divinidad
porque estás, eres, en el espacio de tu fe,
en el estado de tu fe, y es, sabes, puedes.
Si te inquietas, la pierdes.
Si te abrumas, la pierdes.
Estar en estado de fe, es tal logro.

No es que la fe se sienta, se logra.
Es el respiro quien ejerce el logro.
Es la quietud, la paz, quien goza el logro.

Ten fe en tu respiro.
Es inabarcable, inimaginable, es infinito,
tanto el respiro como el estado de tu fe.

Si te percibes, podrías comprender,
que no se trata de decir
en qué o en quién crees, ni vanagloriarte,
ni tampoco que la fe es un secreto, menos misterio.
Es tu aliento firme, tu paz interna,
tu exquisito gozo, tu voluntad a prueba,
y el amor experimentado.
Eso es tu fe, así que no la pierdas.

Respira a profundidad,
respira en tu encanto.

Respira agradeciendo
tu inquebrantable fe, porque lo es.
Tu inquebrantable fe, porque lo es.
Tu inquebrantable fe, porque lo es.

Om Namaha Shivaya