Una alimentación saludable no requiere sacrificios extremos, sino que se trata de encontrar un equilibrio en la dieta. Para lograrlo, puedes seguir estos consejos:
Incluir todos los grupos de alimentos.
Aumentar el consumo de fibra, calcio, vitamina D y potasio.
Reducir el consumo de azúcares añadidos, sodio y grasas saturadas.
Una alimentación saludable ayuda a mantener el buen funcionamiento del organismo, a conservar o restablecer la salud, y a minimizar el riesgo de enfermedades.