Los verdaderos problemas, en cuanto a las reacciones emocionales asociadas al dolor se refiere, se dan cuando éste es crónico lo que puede afectar negativamente a la calidad de vida, impidiendo desarrollar una actividad normal. Aun así hay personas que se sobreponen al dolor y tratan de ampliar su actividad vital procurar no dejar de hacer las cosas que les gustan. Otros, sin embargo, lo perciben como una amenaza permanente y pueden caer en una dinámica que les lleve a hacer los estrictamente necesario, hasta el punto de dejar de hacer cosas que les agradan e incluso recluirse en casa y caer en un estado depresivo.