Los sistemas alimentarios actuales tienen una gran responsabilidad en la crisis climática que estamos viviendo. Modificarlos no es tarea fácil, pero sí necesaria para frenar el calentamiento global que ya está teniendo graves consecuencias. Por ello, transformar este sistema hacia uno que sea más sostenible y respetuoso con el medioambiente debería estar en la lista de prioridades de todas las naciones.