No hay como las catástrofes, los naufragios, para que afloren en la condición humana, lo mejor y lo peor. Lo mismo ocurre en la vida política, en la vida pública; basta una crisis para que aparezca la grandeza o la inferioridad. Después si nos salvamos, todos nos abrazamos diciendo que maravilla, que unidad. Como pasó, cuando el líder de la oposición propuso que declaráramos el the fall, igual que en la Argentina; y después, que nuestro gobierno resistió y dijo que no, pagamos pesado tributo, ahora todo el mundo dice que bien, que unidad nacional, que no fue verdad.