Importa la historia porque de esas diferencias partidarias han medrado muchos adversarios del Partido Colorado para intentar la ubicación de Rodó como una suerte de víctima de la política. El hecho es que fue diputado en tres períodos y que apoyó las dos candidaturas de Don Pepe. Es más, la segunda candidatura fue varios años después de la famosa polémica por el retiro de los crucifijos en los hospitales públicos, en que Rodó estuvo en contra de la decisión oficial de la administración batllista. O sea que esa diferencia de criterio, intencionalmente amplificada muchas veces, por otra parte natural en un gran partido democrático, no obstó a su apoyo a Batlle. Ello ocurrió en circunstancias muy complejas, cuando el Partido Nacional, en incomprensible actitud cerril, anunciaba una revolución ante el solo anuncio de su candidatura para la segunda Presidencia.