Valencia y Barcelona, tendrían que haber sido
dos plazas en las que la factura de la insurrección debía haberse preparado con
particular esmero y no fue así, ni mucho menos. El pronunciamiento en ellas fue
un desastre, especialmente en Valencia. Las razones fueron diversas y variadas,
entre ellas, quizá la más curiosa fue el intercambio de papeles entre los
generales Goded y González Carrasco. En efecto el “Director” del golpe, general
Mola, al asentar su plan, había asignado al primero la responsabilidad de
pronunciarse en Valencia, presentándose en Capitanía y reclamando el mando de
la Tercera Región Militar. Ésa era la fórmula generalizada, un militar de rango
y prestigio se presentaba ante la principal sede castrense de la región y
exigía que se le entregara el mando de la misma. Goded, a la sazón comandante
general de Baleares, debió considerar que sublevarse en Barcelona le
proporcionaría un prestigio mayor que hacerlo en Valencia, de modo que, pocos
días antes de la fecha fijada para la asonada, solicitó y obtuvo el cambio.