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Quiero compartir una idea que me acompaña desde hace rato y que tuve la oportunidad de comprobar no sólo en mi camino, sino también en muchas oportunidades en las que acompañé los procesos de las personas que asistían a mis clases.

Y tiene que ver con que cuando creamos, liberamos, transformamos y sanamos.

El sólo hecho de asumir que la creatividad es inherente al ser humano y que somos creadores y creadoras por naturaleza, nos pone en el compromiso de crear.

Así como si no caminamos nos enfermamos y nos tienen que mandar a caminar para el bien de nuestra salud, del mismo modo si no creamos, toda esa información que nos llega y no manifestamos, se termina volviendo en sensación de angustia o en ideas que se van enquistando hasta convertirse en unos paquetes que nos llevan al stress o a obsesionarnos con algún tema en particular.

Pero por sobre todas las cosas el no crear nos lleva a una actitud triste en la vida.

Crear es genial para canalizar emociones de todo tipo, tanto positivas como de las otras, que necesitamos sacarlas de adentro nuestro y siempre será mejor volcarlas en una creación que drenarlas por ejemplo, con nuestros vínculos más cercanos.

Por si no logro ser del todo claro voy a insistir.

Las emociones que nos van atravesando en la vida, de un modo o de otro las canalizamos, al igual que las ideas. Sea de un modo consciente o no, si entraron en nuestro cuerpo harán con él lo que tienen planeado y luego seguirán su camino.

Si de pronto algo me violenta y elijo responder de un modo pacífico, aún sintiéndome violentado en mi interior, esa violencia hará lo suyo conmigo y luego saldrá de mí para seguir su camino.

Pero si estoy atento a esto, hasta podré observar el camino que hace.

Y si estoy despierto lograré volcar esa emoción en algo que no le haga mal a nadie.

Sin duda lo que salga cargará con el peso de aquello pero transformado.

Me vienen a la cabeza un montón de anécdotas que escuché a lo largo de mi vida y que hacen referencia a genialidades surgidas en respuesta a la indignación o a la impotencia, por ejemplo.

Pero por encima de todo eso está la verdad de haber visto a muchas personas cambiar muy para bien a partir de la decisión de dedicar un tiempo semanal al hecho de crear.

Les invito a probarlo.

No hace falta nada más que decidir dedicarle al asunto un par de horas a la semana.

En lo que quieran.

En lo que les haga más felices.

Eso que cuando lo hacen se les pierde la noción del tiempo y que a nadie le hace daño.

Dense ese espacio y después me cuentan.

Me despido agradecido por el compromiso de escribir y grabar para ustedes cada semana e invitando a un ida y vuelta.

Si sienten que estas palabras les llegan y les interesa proponer temas para este podcast, escríbanme y prometo responder.

Salú!