Los duelos y las crisis. Situaciones que en cierta etapa de nuestras vidas, buscamos o creemos evadir sin tener en cuenta que ambas son parte de la vida misma.
Aceptandolas, y enfrentándose maduramos en una evolución que con el tiempo comprendemos cada vez más.
No estoy diciendo que sea algo grato, pero si, que son inevitables. Lo que si podemos hacer es prepararnos para afrontar las que pueden llegar.
¿Como? ...Y cómo te preparas cuando sabes que viene un temporal de lluvia, viento, ¿o nieve? Buscas la ropa adecuada, conoces las zonas vulnerables de tu lugar de residencia, por ejemplo, calles que tienden con más facilidad a inundarse. O si en tu casa hay alguna gotera.
En el caso de los duelos no existe un manual de prevención. Lo si existe, y está en nosotros es la capacidad de mirarnos más seguido a los ojos, hablar, expresar los sentimientos, pedir perdón, decir lo que cada una de las personas que nos rodean valen para nosotros y lo que significan o simbolizan.
Hablar…. Hablar…. Hablar… vivir el presente en la intensidad del invisible idioma del alma y de nuestro corazón.
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