Estamos acostumbrados a hacerle preguntas a Dios. A menudo le preguntamos el porqué de esto y el porqué de aquello. Normalmente nuestras preguntas tienen que ver con nuestras circunstancias y con cosas que nos pasan. Dios también hace preguntas y nos conviene escucharlas. Sus preguntas confrontan cuestiones en nuestros corazones que a veces ni sabemos que existen y cuando las respondemos con sinceridad aclaran confusión y nos llevan a un lugar de confianza y descanso…