Una de las promesas más hermosas que ha hecho Dios a sus hijos se encuentra en Santiago 4:8, “Acercaos a Dios y Él se acercará a vosotros.” Si lo analizamos bien entenderemos que Dios ya dio el primer gran paso para acercarse a nosotros. Él dio a su Hijo Jesucristo, quien se hizo hombre y murió en la cruz para que por la fe en su sacrificio perfecto los pecadores pudiéramos ser reconciliados con Dios.