“Tú vienes a formar parte del pueblo de Dios, del Israel espiritual que es la
iglesia del Señor; y El Dios de la Biblia ha puesto leyes en su pueblo, no
leyes físicas ni humanas sino leyes espirituales que deben regir tu vida.
Hay muchas Leyes del Espíritu Santo de Dios que necesitamos conocer para poder
llevar una vida plena en Cristo Jesús, y esto no solamente en el aspecto
personal, sino también en el aspecto familiar. Y esa es justamente la razón por
la cual estamos enseñando, a través de esta Palabra, las Leyes espirituales
para la familia cristiana. El Señor te manda a ti papá, a ti mamá, que debes
conocer estas Leyes, porque también se las debes enseñar a tus hijos.
Por eso es importante que conozcas la Palabra, que te congregues, que tú
aprendas más de la Biblia; porque en ella vas a poder tener conocimiento
espiritual de las Leyes de Dios, y con ese conocimiento espiritual revelado por
el Espíritu Santo de Dios, vas a poder hablar la verdad de Dios a tus hijos. No
una verdad aprendida de oídas, sino una verdad experimentada, una Palabra
vivida, una Palabra que se ha hecho Vida en tu interior. A ti como papá, como
mamá, el Señor te demanda esa responsabilidad. ¿Y para qué?, ¿cuál es el
propósito de Dios? Que conociendo las Leyes de Dios, las vivas y simultáneamente
las hagas conocer a tus hijos.
Qué tan importante había sido para Dios la familia; la generación que
viene después de ti, la generación que viene después de tus hijos. Y lo que el
Señor quiere —y es el propósito— es que se sepa su Palabra. ¿Y cómo van a poder
conocer tus hijos y los hijos de tus hijos —es decir tus nietos— su Palabra?
Empezando por ti, porque tú tienes la responsabilidad de enseñarles la Palabra
a tus hijos. Porque el Señor quiere que ellos lo conozcan a Él desde pequeños a
través de su Palabra; y ellos después, cuando ya sean padres, también den a
conocer a sus hijos la Palabra del Dios Viviente. No estamos hablando de un
conocimiento intelectual, un conocimiento racional, mental; estamos hablando de
un conocimiento espiritual que es revelado por el Espíritu Santo de Dios. Ese es el propósito del Señor.
El Dios Viviente es un Dios de Amor, el Dios que creó los cielos y la tierra es un Dios que quiere que se tenga confianza en Él,
y el propósito importante que ha de poder ayudarlos en toda su vida por el cual
el Señor demanda que tú enseñes a tus hijos su Palabra, sus Leyes y que tú te
encargues de instruir a tus hijos en la Palabra de Dios, es que confíen en Él,
no se olviden de sus obras y guarden sus mandamientos. Y así se habrá cumplido el objetivo del Señor, y
así serás agradable delante de los ojos del Dios Viviente”.
Pr. Ricardo Claure Peñaloza
PARA QUE SU IGLESIA SE PREPARE… PARA TESTIMONIO
A LAS NACIONES