“Esta Palabra está dirigida a aquellos que son los hijos menores del Dios Eterno, Padre de Misericordia y Dios de toda Consolación.
Este mensaje es para ti, que ya por el Espíritu Santo de Dios recibes la revelación en tu corazón de que tú eres ese hijo menor que no ha crecido mucho espiritualmente, que ha podido alcanzar simplemente un determinado crecimiento espiritual. Y a pesar de ese poco crecimiento espiritual, el Señor te ha concedido muchos bienes. Ya sean aspectos físicos terrenales o espirituales, tú lo has recibido.
Cuando nosotros estábamos sin Dios, sin Fe, sin Esperanza allí afuera, en el mundo, y nuestro espíritu estaba caído, el alma tenía todo el poder para hacer lo que quería de nuestro ser, y andábamos conforme a nuestros propios razonamientos, nuestras propias emociones y sentimientos, conforme a nuestra propia voluntad; el cuerpo simplemente obedecía y el espíritu estaba pisoteado. Cuando la conciencia quería actuar de alguna manera, la autojustificación de la mente acallaba la voz de la conciencia.
Pero ocurre que después de venir al conocimiento de Jesús, el espíritu fue regenerado, el espíritu nació de nuevo, y esa conciencia empezó a tomar control y poder sobre tu vida para que no te permitas hacer lo que quieres, aquello que le desagrada al Señor. El Espíritu de Dios estuvo operando en tu ser de esa manera, y en ese tiempo estuviste recibiendo bienes del Dios Viviente, bienes del Padre Celestial. Recibiste el derramamiento de su Espíritu Santo sobre ti, su Amor, su Gozo, su Paz y tantas otras cosas que han bendecido tu vida. Mas, a pesar de haber recibido tantas cosas, tú te has ido alejando del Señor y de su Presencia, y te fuiste a una provincia apartada. Y en esa provincia apartada, sin la sensibilidad plena de su Santo Espíritu, empezaste a desperdiciar lo que el Señor te dio, y volviste a la vida del alma, razón por la cual empezaste a sentir gran hambre y te arrimaste a los ciudadanos de esa provincia apartada, a las cosas terrenales, a las cosas de este mundo. Ya no está tu confianza en el Espíritu de Dios, sino tu confianza está en las cosas del mundo, y eso es lamentable. Teniendo al Padre cerca, tú decides alejarte para malgastar todo lo que el Señor te ha dado desde el principio y lo que el Señor tiene preparado para ti. Y estás arrimado a las cosas del mundo, gobernado por el príncipe de este mundo que te va a enviar a que apacientes cerdos, espíritus inmundos. Y esas fuerzas espirituales no humanas, manifestadas a través del tentador, están queriendo cazar tu alma, devorar tu carne; porque Satanás está como león rugiente buscando a quién devorar; y si le ofreces carne en tu corazón a través del pecado, te va a devorar.
Por eso es necesario que te levantes y que vuelvas a tu Padre con un corazón contrito y humillado. Ya no busques comer las algarrobas de los cerdos; en la casa de tu Padre tendrás Pan de Vida, Pan del cielo. Ese Pan de Vida que tú conoces y tiene un Nombre: JESÚS DE NAZARETH. Él ha de correr a ti y te ha de besar con beso santo de un Padre Amoroso que ama a su hijo que ha vuelto. Tú vas a poder recibir vestiduras blancas de lino fino, limpio y resplandeciente. Y es más, pondrá un anillo en tu mano como señal del pacto que Él hará contigo ahora.
Vuelve de esa provincia apartada y corre a tu Padre, Él te espera con los brazos abiertos”.
Pr. Ricardo Claure Peñaloza
PARA QUE SU IGLESIA SE PREPARE… PARA TESTIMONIO A LAS NACIONES.