«El pueblo del Señor debe mantenerse santo. Si el pueblo del Señor se mantiene santo va a estar en victoria. No esperes estar en victoria si no vives en santidad; el requisito fundamental para vivir en victoria es vivir en santidad.
El Señor Jesucristo vino a la tierra —es Dios manifestado en carne—. Él tenía muchos discípulos, y muchos de ellos, en su ignorancia, esperaban que Jesús empiece a reinar como Mesías en Israel; esperaban que Jesús redimiese a Israel mientras ellos estuvieran con vida sobre la tierra. Y grande fue su sorpresa cuando el Señor Jesús les dijo que le era necesario y que debía padecer hasta morir. Los discípulos del Señor no conocían todavía la Obra gloriosa de la cruz del Calvario.
Y desde aquel entonces el Señor Jesús les dio instrucciones, que nosotros podemos leer en los Evangelios. Les hablaba en forma clara y precisa: “Aquel que cree en Mí, va a hacer las mismas obras que Yo hago, va a hacer las mismas cosas que Yo he hecho” (Juan 14:12).
El Señor murió en la cruz del Calvario, fue crucificado, derramó su sangre que nos limpia de todo pecado, resucitó al tercer día, y se les apareció en diversas oportunidades a sus discípulos. Y antes de ascender al Reino de los cielos, les recordó su promesa: que iban a ser bautizados por el Espíritu Santo.
Cuando el Dios Todopoderoso en Cristo Jesús, se manifestó en carne, no vivió para sí mismo, para deleitarse a sí mismo o para satisfacer sus propias necesidades, sino vivió para los demás. Y ese es el ejemplo de servicio que Él nos enseñó. Es el ejemplo que sigue el siervo del Señor que ha conocido verdaderamente a Jesucristo, que ya no vive para sí mismo, sino vive para los demás.
Hay cuatro aspectos importantes que tú debes tomar en cuenta para que puedas hacer las mismas obras del Señor, y hacer, inclusive, mayores obras, como dice su Palabra. En primer lugar, es necesario que tú sueñes grandes sueños; en segundo lugar, es necesario que planees grandes planes; en tercer lugar, que ores grandes oraciones; y en cuarto lugar, que obedezcas sus grandes mandamientos.
Debemos aprender que es necesario soñar grandes sueños para el servicio al Señor. El Dios de la Gloria busca cristianos llenos del Espíritu Santo, que se atrevan a soñar grandes sueños, que se atrevan a quitar su lógica del medio, y pidan al Señor muchas cosas para que su Evangelio pueda correr. Muchos han perdido la visión, se han olvidado de soñar en el Señor, de soñar en el espíritu. Y cuando hablo de soñar, me refiero a pensar en las cosas grandes que hizo Jesús, y soñar que tú puedes hacer lo mismo, porque Él lo ha prometido.
Tenemos un ejemplo en las sagradas Escrituras: el apóstol Pablo, que fue llamado por el Señor en circunstancias sobrenaturales, y obedeció al Señor. El Dios de la Gloria en Cristo Jesús, había permitido que este hombre que persiguió tanto a la iglesia, a los creyentes del Señor, se convirtiera para que predique el Evangelio entre los gentiles.
Pablo empezó a ser utilizado por el Señor porque empezó a soñar grandes sueños y creyó que podía hacer las mismas cosas que el Señor hizo. Es por eso que vemos a Pablo que hizo muchos milagros, y predicó el Evangelio a muchas personas en muchas naciones.
El Señor quiere que tomemos el ejemplo de Pablo, que tomemos el ejemplo de la visión que él tuvo de llevar el Evangelio, de anunciar el Evangelio a todos los perdidos».
Pr. Ricardo Claure Peñaloza
PARA QUE SU IGLESIA SE PREPARE… PARA TESTIMONIO A LAS NACIONES