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«En la Escritura, en Nehemías 8, el Dios Todopoderoso nos dice que en el mes séptimo todo el pueblo de Israel estaba en sus ciudades y se juntaron todos como un solo hombre en una plaza que estaba delante de lo que se conoce como “la puerta de las Aguas”. Y el pueblo mismo pidió a Esdras —que era escriba— que trajese para leer el libro de la ley de Moisés, el cual el YO SOY EL QUE SOY le había dado al pueblo de Israel.

Recordemos que las cosas del Antiguo Testamento son figura y sombra de las cosas espirituales. Nosotros estamos viviendo en la dispensación del Espíritu, y el Señor está hablando al pueblo, a la iglesia de Cristo, a todos aquellos que se reúnen en diferentes lugares del mundo. Y a través de esa Palabra el Señor quiere darnos normas de cómo actuar cuando estamos reunidos en su Presencia.

Todos debemos estar unidos como un solo hombre, en un solo espíritu, cuando nos reunimos para alabar al Señor, para glorificar al Señor, cuando nos reunimos para testificar de Él, cuando nos reunimos para escuchar su Palabra Santa y Bendita que edifica nuestras almas.

El pueblo —cuando nos reunimos en el Señor— debe estar atento en su lugar, no debe estarse moviendo, no debe ser irreverente mientras se comparte la Palabra.

La Escritura dice que el pueblo de Israel estaba ubicado de la misma forma, todos estaban reunidos como un solo hombre delante de la puerta de las Aguas. Y esa puerta tiene un significado espiritual para nuestras vidas; nosotros reconocemos como la única puerta a Jesús de Nazareth, Señor nuestro. Él dijo: “Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo”.

A través de esa puerta en Cristo Jesús podemos encontrar Salvación, podemos encontrar Misericordia, podemos encontrar Aguas Vivas del Poder del Espíritu Santo de Dios, el Poder del Espíritu Santo que ha de poder llenar tu vida permitiendo esos Ríos de Agua Viva correr por tu interior; pero solamente vas a poder experimentar esas Aguas si tú estás delante de la puerta de las Aguas, y esa puerta tiene un Nombre: Jesús de Nazareth.

Y lo que nosotros necesitamos hacer cada día es acercarnos a Él, humillarnos y adorar a Aquel que creó los cielos y la tierra, inclinados a tierra, despojados del orgullo, despojados de la altivez, despojados de la soberbia.

Y tú, para poder entender la Palabra, debes tener la convicción real en tu espíritu de lo que es la Salvación a través de Jesús de Nazareth en tu vida.

Pr. Ricardo Claure Peñaloza

PARA QUE SU IGLESIA SE PREPARE… PARA TESTIMONIO A LAS NACIONES