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«Esta Palabra del Dios Altísimo te enseñará aspectos muy importantes que tú tienes que discernir. Si se lo permites, el Señor, en Cristo Jesús, hablará directamente a tu vida, y te mostrará lo que Él quiere que hagas en estos últimos días.

Esta porción de la Biblia menciona a un siervo que murió; la esposa de este siervo, era atosigada por acreedores que querían llevarse a sus dos hijos como esclavos. También nos habla de Eliseo, que significa: “YO SOY EL QUE SOY es Salvación”. Asimismo nos habla de varios elementos: el aceite, las vasijas vacías y una vasija llena de aceite.

¿Qué tiene que ver eso con tu vida y con la vida de la iglesia? ¿Quién es ese siervo, aquel esposo de la mujer que había muerto? Nosotros podemos reconocer en ese siervo a Jesús de Nazareth, Aquel que despreció su Divinidad y vino en forma de siervo, y murió por ti y por mí en la cruz del Calvario; lo hizo por AMOR. Él nos amó desde el principio de la eternidad, desde el principio de la fundación del mundo, y en su Misericordia vino para redimirnos de nuestros pecados.

Cuando Jesús estaba orando en el huerto de Getsemaní, lo hacía de rodillas, intercediendo y transpirando, había sudor en su cuerpo, y caían como grandes gotas de sangre sobre la tierra. Él estaba experimentando ese quebrantamiento, en aquel lugar Él estaba clamando por las vidas de todo el mundo, por todos los pecadores, y también estaba clamando para pedir Fortaleza, para tener la Fuerza y la valentía de pasar por la cruz de Calvario, sin tener culpa. Para que nosotros tengamos paz y nos reconciliemos con Dios, Él tenía que recibir el castigo que Dios había preparado para la humanidad, pues sobre Él cayó todo el pecado del mundo, todos nuestros pecados; ese es justamente el esposo.

La mujer, la esposa, la iglesia del Señor Jesucristo tiene una gran comisión: predicar el Evangelio a toda criatura, ¡a todos!, a ricos y pobres, libres y esclavos, grandes y pequeños. Todos necesitan del Evangelio, de la Palabra de Vida Eterna.

Y es lo que Cristo Jesús por su Espíritu Santo quiere hablar a tu vida. Sólo necesitas ser una vasija llena de aceite. ¿Qué es el aceite? Es el Espíritu Santo. Lo que el Señor quiere mostrarte es que esa llenura del Espíritu Santo permitirá que tú cumplas la comisión que Él nos dio. Tú eres una vasija de barro, y el que te formó es el Alfarero, nuestro Dios Todopoderoso.

Para que tú consigas victoria en cualquier campo, el Señor quiere que tú primeramente pienses en tu entorno, en tus vecinos; porque ellos no conocen al Señor, son vasijas vacías que no tienen la llenura del Espíritu Santo.

A partir de este momento empieza a identificar a esas personas, porque terminando de leer este libro tú tienes que ir a hablar con ellos; personas que se sentaron contigo en el colectivo, quienes están en tu casa: tu esposo (a), tus hijos (as), tus padres; en tu oficina también hay muchas vidas sin Cristo Jesús. Debes saber que todos ellos son vasijas vacías que necesitan del Señor, necesitan de su Palabra, y tú tienes que estar dispuesto (a) a encontrarlos y darles Palabra; aquello que recibiste de gracia, debes dar de gracia.

Y también debes llevar vasijas vacías a la congregación, para que puedan ser llenas del Espíritu Santo. A cada reunión que puedas asistir para alabar, glorificar y recibir la Palabra del Señor, tú tienes que llevar esas vasijas vacías; cada asiento que pueda estar desocupado, será ocupado por vasijas vacías; y cuando salgan del lugar de reunión, saldrán vasijas llenas de aceite, llenas del Espíritu Santo».

Pr. Ricardo Claure Peñaloza

PARA QUE SU IGLESIA SE PREPARE… PARA TESTIMONIO A LAS NACIONES