“¿Qué es lo que el Señor quiere de tu vida?
Tal vez tú conociste al Señor hace algún tiempo, y seguramente debes recordar con gozo esos momentos preciosos, ese cambio en tu vida que Él dio lugar en ti de una forma intempestiva. Cuando menos lo pensabas el Señor entró a tu vida, y tú en ese momento pudiste comprender que te convertías a Jesús de Nazareth y te constituías en templo del Dios Viviente. Mas después de esa etapa fuiste perdiendo día a día comunión con Él, perdiste el Poder de Dios que había en ti en un comienzo, y poco a poco fuiste separándote, soltándote de su mano; acabando así en la carne y sumiéndote cada vez más en el pecado.
Ese templo, que eres tú, que un día estaba bien cimentado ha sido derribado por causa del pecado. Ese templo ahora está en ruinas, está desierto, porque permitiste al pecado enseñorearse de tu vida. Descuidaste aspectos fundamentales de la Palabra del Señor para contigo y tu vida espiritual, para que puedas llevar verdadero fruto conforme al llamado santo que el Señor te hizo.
Constantemente vamos predicando que el tiempo se acorta, que la Venida del Señor está más cerca de lo que pensamos, y que somos la generación que vamos a ver el rostro del Señor; sin embargo el pueblo no toma conciencia, no toma poder, no discierne que debe prepararse para esa Venida gloriosa; toma las cosas del Señor a la ligera, va caminando por este mundo con autoengaño, en cristianismo nominal, mas no cristianismo verdadero, vívido. Y ha llegado el tiempo de que obedezcas al llamado del Señor a reedificar ese templo de Él que eres tú.
Tú puedes escoger entre ser una casa terrenal, dando cabida y llenándote de todo aquel pecado y corrupción que te ofrece el mundo o también puedes escoger ser templo del Dios Viviente. El Señor te pregunta a través de esta Palabra si es el tiempo en que tú habites en tu propia casa mundana, en tu propia casa enmaderada, adornada, en una casa que solamente vive para sí misma; o que recapacites y reconozcas que la casa espiritual del Señor que hay en ti está en ruinas, está desierta.
Hay sequedad espiritual en tu vida, no hay fruto. Tu casa está llena del pecado del mundo, llena de cosas terrenales. Y por esto el Señor quiere que medites bien sobre tus caminos.
Si tú eres sensible a la voz de Dios, si tu corazón no está endurecido, si tu conciencia está limpia, desmanchada por la sangre del Cordero, vas a poder escucharlo en este momento, y meditarás sobre tus malos caminos delante de Él; esos caminos pueden tener apariencia de piedad, pero no son agradables delante de Él.
Es tiempo de que tú reedifiques tu casa. Con la ayuda de Él vas a poder darte cuenta qué es lo que has estado haciendo mal y bien; pero no conforme a lo que tú piensas, sino conforme a la Voluntad de Dios que se revelará en tu conciencia. Medita, reflexiona.
¡El Señor se va a glorificar en tu vida!, ¡el Señor va a utilizar tu vida! Porque ten por seguro que Él no va a levantar siervos ni siervas que todavía se mueven en la carne, en el engaño de sus pensamientos. El Señor va a levantar vidas que definitivamente quieren hacer su Voluntad, quieren reedificar su casa, y para eso están dispuestos a traer madera —en el sentido espiritual— hasta el Monte del Dios Todopoderoso, clavar su carne de pecado en la cruz del Calvario.
Es tiempo de que nosotros tomemos en cuenta esta Palabra. Palabra que al mismo tiempo que nos alienta, nos exhorta; Palabra que nos hace ver en forma clara la razón de nuestros problemas como cristianos nominales. El Señor no quiere que seas un cristiano nominal, el Señor quiere que tú seas un cristiano obediente”.
Pr. Ricardo Claure Peñaloza
PARA QUE SU IGLESIA SE PREPARE… PARA TESTIMONIO A LAS NACIONES