En esta entrega, les traigo un poema muy especial, inspirado en el encuentro con un joven ciego a quien pregunté si podía ayudarlo, me aceptó y cruzamos las calles que me indicó, para luego continuar su marcha... Tal vez, no sus ojos. Y otro poema, Un sí con ecos eternos, que creo, también será del agrado de todos. ¡Gracias!