Al convertirnos en padres es natural que la atención, tiempo y energías se dirijan hacia nuestros hijos. Sin embargo, este cuidado puede volverse, sin darnos cuenta, en algo obsesivo que impide preocuparnos por nuestra salud o llevarnos a abandonar intereses y proyectos.
Al perder el equilibrio entre la atención que requieren los hijos y el autocuidado, se cae en dinámicas que provocan ansiedad, estrés y agotamiento emocional. Además, causan dependencia sicológica en nuestros hijos, falta de autonomía e incapacidad para enfrentar los desafíos de la vida.
Encontrar el tiempo y espacio para cultivar los intereses propios y estimular el desarrollo personal, favorece a quienes se encargan de la crianza y la familia en su conjunto.
En Diálogos en confianza, hablaremos de la importancia de encontrar un equilibrio entre las labores de crianza y el autocuidado, para lograr relaciones familiares más fuertes y sanas.
