Si le pones una porción mínima de sal, o tantito queso, o una salsita, o frijoles… ¡ay! ¿O qué tal con chicharrón y un pico de gallo? Bueno, bueno, bueno… es como subir a una comilona con los dioses y descender súbitamente al terreno de los mortales, para suspirar y que al final te digan: ¿quiere otro?