Aquí se pone todo el corazón y la tripa, el buche y hasta el nenepil en el asador. La pasión se exacerba en estos encuentros en los que casi todos, secretamente, tienen un favorito. En esas grandes finales hasta sientes que el corazón rebota por dentro y la sangre recorre más rápido el circuito de las venas; todos estamos atentos a los comentarios, al radio y, sobre todo, al televisor.