Hace 10 años, Daniel Sturla asumía como arzobispo de Montevideo, sucediendo en el cargo a Monseñor Nicolás Cotugno.
Dos años antes de esa nominación, ya era parte de la conducción de la iglesia de Montevideo, como obispo auxiliar.
Al frente de la diócesis más relevante del país, ha enfrentado dificultades, como las económicas, sociales y hasta la sanitaria, como fue la pandemia.
Pero también, al pasar raya a estos años, hay obras y acciones que le tienen particularmente orgulloso.
¿Cómo ve hoy a la iglesia y a la sociedad?
¿Qué cambió en estos 10 años?