Un menor de 14 años falleció en Getafe (Madrid) por ingerir presuntamente una bebida energética que contenía dos gramos de tusi, una droga de laboratorio conocida como la cocaína rosa y que se vende en el mercado negro. Por tanto, quienes adquieren esta sustancia nunca pueden saber con seguridad qué es lo que están consumiendo, ya que su adulteración y contaminación es habitual.
El suceso me ha desconcertado como padre, primero por lo que parece menos grave pero no lo es, el abusivo consumo de las bebidas energéticas por parte de los jóvenes, un chute de azúcar y cocaína desaconsejado por los médicos. Y lo peor, esa necesidad imperiosa de la juventud de perder el control y llegar al límite como sinónimo de diversión extrema.