Listen

Description

La fe nos permite vivir de este modo: sin dudar de la palabra recibida,   sabiendo con entera convicción, que lo que Dios nos prometió, Él lo cumplirá.

(porque por fe andamos, no por vista);

2 Corintios 5:7 

Parece que este tiempo donde toda la humanidad está sufriendo, colapsando en todas las áreas : en lo social, en la salud y en la economía, la fe se vuelve completamente necesaria para poder vivir, esté tiempo, sin olvidar que El Señor dice te bendeciré y serás de bendición.

 A través de la fe conocemos al Señor, recibimos sus bendiciones; pero, también, nos  cuida y protege para poder soportar las pruebas y atravesar el valle de dolor, de lágrimas, con la fuerte convicción de que Él sigue siendo Dios y está a nuestro lado. 

En ese momento de angustia e incertidumbre es cuando nuestra fe madura y es perfeccionada, en medio del dolor, cuando: 1) No ocurre lo que yo quiero, 2)  mis oraciones parecieran no tener respuesta ; 3)  sucede lo contrario a lo que oro, en medio de esa gran contradicción, la fe crece porque se hace paciente, aprende a esperar.

No tengo respuesta para el sufrimiento. Ver sufrir a alguien que amamos nos deja sin respuesta Sería deshumanizante poder elaborar una. Lo que sí tengo es la vivencia, y eso revela nuestra vulnerabilidad, pero a la vez nuestra fe.

“Bienaventurados los que sufren” dice Santiago y nos lleva a recordar a un hombre que sufrió mucho y al que toda su vida se le vino abajo. No quedó nada en pie. Enterró a todos sus hijos, perdió su gran fortuna y se enfermó. Se quedó solo, su esposa le aconsejó que maldijera a Dios y muriera. Sus amigos solo lo juzgaban tratando de encontrar la razón de tanta calamidad. Como si aquello que  nos espanta en gran manera pudiera ser encerrado en razones y, de esa forma, volver a sentirnos seguros.

Pareciera que  pensar que todos podemos pasar por circunstancias de dolor y pérdida; pérdida de seres queridos, de bienes, de estabilidad, de sostén financiero, de amigos. Nos conduce al camino del espanto y del temor.

 Al  hablar de procesos dolorosos mencionemos a Job, aquel que experimentó todos los dolores a la misma vez. Sin embargo, creo que el Señor nos trae un mensaje muy profundo,en su palabra y  nos recuerda la “Bondad y Compasión” de nuestro Padre. Para todo el que hoy está sufriendo, solo le comparto el final de la historia de Job: “El Señor lo hizo prosperar de nuevo y le dio dos veces más de lo que antes tenía” Job 42:10. En medio de las pruebas, el Señor le volverá a bendecir porque Él nunca olvida ni abandona a sus hijos.

Ponga su fe en acción, levántese porque le alumbrará Cristo.

Nuestra oración a Dios:

Padre bueno, necesitamos Tu presencia, que Tu Santo Espíritu, nos fortalecezca en Cristo, para que cuando nuestra fe sea probado podamos sujetarnos a Tu palabra y resistir el día malo, toda circunstancia que se presente en nuestra vida, la depositamos en Tu altar porque tenemos certeza de que Tú estás al control y la convicción que Tú eres más que suficiente para nosotros, y todo lo que esperamos en Ti ya fue hecho para nosotros, en el nombre de Jesús. Amén