Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Filipenses 4:6-7 RVR1960
Ponerse en las manos de Dios
Muchos hijos de Dios luchan con tener una vida de oración frecuente. Lo que puede ser difícil dado que nosotros nos enfocamos más en las necesidades que en el acto de la oración, como relación con Dios, donde crecer y conectarnos íntimamente con El .
Muchos de nosotros solamente oramos cuando la vida es difícil. Al recibir las respuestas las situaciones desaparecen y la vida se vuelve mas fácil, y comenzamos a dejar de orar y ya no necesitamos tanto a Dios.
Es tiempo de orar para ponernos en las manos de Dios. Para acercarnos a El , como nos acercamos a los más cercanos.. Podría ser un hermano o una hermana, nuestro esposo o esposa, o nuestro mejor amigo o amiga. Así como comunicarnos con ellos es fácil y nos sale naturalmente, así debe ser nuestra oración una necesidad de cercanía con Dios y desesperación por su presencia
Si nosotros tratamos la oración como tratamos esa relación con aquellos que están mas cercanos a nosotros, la oración va compenetrarse a lo largo de todas las áreas de nuestra vida. Va a conectar las partes que tenemos desconectadas de Dios. Será una conversación continua con Él, llena de momentos de gratitud, de interceder por otros, sentirlo como nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Sentir su amistad sin dejar de honrarlo porque El es digno de recibir todo honor del cual Él es merecedor. Nosotros nos dirigimos a El de manera genuina sabiendo que El, escudriña profundamente, nuestro corazón.A Él le preocupan menos nuestras palabras hacia Él y más el lugar de donde vienen esas palabras hacia Él.