En las últimas décadas asistimos a un proceso de globalización con efectos asimétricos: algunas naciones aprovecharon mejor este fenómeno que derivó en un crecimiento con desigualdades. Algo es innegable: la humanidad vive mejor que hace 50 o 100 años, en gran parte gracias al desarrollo tecnológico.
Sin embargo, las brechas entre los que más y menos tienen también aumentó de forma considerable. El desafío, entonces, es crecer sin dejar de lado la equidad. ¿Disponen las tecnologías de un potencial democratizador?, ¿el progreso tecnológico tiene, o debe, generar progreso moral?
Sobre estos interrogantes se explayan Andrés Pallaro, director del Observatorio del Futuro, docente e investigador de la Universidad Siglo 21; Jaime Rodríguez Alba, filósofo, docente e investigador en la misma casa de estudios y el emprendedor tecnológico cordobés Fabio Grigorjev.