El Noveno Castigo, la gran obscuridad.
Éxodo 10:21-29
Después Dios le dijo a Moisés que extendiera el brazo hacia el cielo, Moisés extendió su brazo y durante 3 días todo Egipto quedó a obscuras. Todo Egipto estaba muy obscuro. Sin embargo, con los israelitas si había luz (v. 23). Cuando el rey vio esto, llamó a Moisés y a Aarón, y les dijo que fueran todos a adorar a su Dios (haciendo aún énfasis que era el Dios de los israelitas, no de él ni de los egipcios), pero que dejaran las ovejas y vacas.
Moisés contestó que de ningún modo dejarían a las vacas y ovejas, pues iban a ofrecer sacrificios a Dios (recordemos que así era antes y los sacrificios eran muy importantes para el perdón de pecados).
Una vez más el Faraón enfureció, se puso terco en no dejar ir a los israelitas, y esta vez, él mismo sacó a Moisés: – ¡Largo de aquí! No quiero volver a verte, si te acercas por acá de nuevo, mandaré a matarte.
Y Moisés contestó que así sería, que no volvería a verle la cara jamás.
Aquí, como pasó con la tercera y la sexta plaga, Dios no dio aviso ni advertencia de la plaga que vendría. Fueron 3 días de tinieblas para los egipcios. Dios volvió a mostrar su poder:
- Protegiendo nuevamente a Su pueblo, pues los israelitas sí tenían luz, no sé como pero tenían, tenían el respaldo y protección del Todopoderoso.
- Venciendo las creencias politeístas de los egipcios, pues venció al dios que creían tener los egipcios, Atum Ra, el "dios del sol.
- Demostrando una vez más el poder que Él tiene en todo, la naturaleza lo obedece.
Tenemos un Dios poderoso, en verdad créelo, y es mejor estar del lado de Dios y ser juzgado por el mundo, que ser amigo del mundo y luego ser juzgado por Dios.
Dios bendiga tu vida, buen día.
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