Meribá y Masá
Éxodo 17:1-7
Los israelitas se fueron del desierto de Sin y se detenían en cada lugar que Dios les ordenaba. Al llegar a un lugar llamado Refidim, acamparon pero no encontraron agua.
Así que (v. 2) los israelitas le reclamaron a Moisés (¿Les suena familiar esto?), le decían: ¡Tenemos sed! ¡Danos agua!
Y Moisés les contestó: ¿Y por qué me reclaman a mí? ¿Por qué dudan del poder de Dios?
Era tanta la sed que tenían, que los israelitas criticaban a Moisés; le decían: ¿Para esto nos sacaste de Egipto? ¿Para matarnos de sed, junto con nuestros hijos y nuestros animales?
Entonces Moisés le pidió ayuda a Dios, y le dijo: ¿Qué voy a hacer con esta gente? ¡Poco les falta para matarme a pedradas! Dios le contestó a Moisés y que dijo que llevara a los israelitas hasta la montaña de Horeb, que allí lo estaría esperando. Le dijo que se adelantara y llevara a algunos de los jefes del pueblo y también llevara la vara.
Dice el verso 7 que a ese lugar le puso por nombre Meribá, que significa «reclamo», pues el pueblo le había reclamado a Dios. También lo llamó Masá, que quiere decir «duda», porque habían dudado del poder de Dios para cuidarlos.
Duda y reclamo. Cada vez que pasamos una dificultad, lo primero que hacemos es dudar, y está bien hasta cierto punto, no hay nada de malo en hacerlo, somos humanos; el problema es reclamarle a Dios.
Como dije en un devocional anterior, no somos nadie para reclamarle a Dios por las cosas que permite que nos pasen.
Nuevamente te recomiendo que leas el libro de Job, el capítulo 38, oh, te va a explotar la cabeza.
Si le has estado reclamando a Dios, deja de hacerlo, no lo hagamos más. Dios sabe lo que hace, en el próximo Devo veremos cómo Dios soluciona este problema que aflige a Su pueblo, así como sé que tiene la solución al tuyo.
Solamente espera, no dudes y no reclames.
Bendiciones.
#eldevocional