En 1820 ingresa a Montevideo el general Carlos Federico Lecor, el barón de la Laguna, a la cabeza del ejército portugués que derrotó a José Artigas. Su pecho brillante de medallas guardaba un secreto: las arcas portuguesas no tenían un peso. ¿Y cómo hizo para pagar los sueldos de los soldados?
Hizo colectas de forma periódica con las clases acomodadas que lo aplaudieron porque querían un brazo fuerte que pusiera orden tras 10 años de guerra. Pero eso duró poco y la soldadesca, sin su salario, se abrazó al robo. Una investigación del historiador Nicolás Duffau identificó varios hechos delictivos protagonizados por soldados de ambos bandos quienes, además, fueron apañados por Lecor.
Y nos preguntamos: ¿Será este problema de seguridad el soplo suficiente para la Cruzada Libertadora de Lavalleja?