No se trata de lo que nosotros pensamos o de lo que creemos.
Se trata de lo que Dios es, lo que Él hace y lo que tiene para nosotros.
No importa si no somos de la misma iglesia, pertenecemos al mismo cuerpo.
Cada uno de nosotros debe ser luz como el que nos llamó es luz.
Porque con una luz puedes alumbrar un cuarto, pero con muchas luces alumbras una ciudad.
Y si nos juntamos todos, alumbramos el mundo. Bienvenido a esta segunda Temporada.
Brillemos, es tiempo de resplandecer. Es tiempo de ser luz.