Nacido en 1943, Rodney Alcala creció en una familia disfuncional. Su padre los abandonó, dejándolo con una madre sobreprotectora. Pero lo verdaderamente perturbador se gestó en su infancia: su fascinación con el dolor ajeno.
Rodney Alcala fue sentenciado a muerte en 2010. Pero ni siquiera en prisión dejó de jugar. Hasta su último día, nunca reveló cuántas víctimas reales tenía.