La democracia clásica, también conocida como aristotélica, es definida como el gobierno del pueblo para el pueblo, es decir, el gobierno donde el pueblo toma parte efectiva en el establecimiento de las leyes y en la designación de los funcionarios que deben ejecutar y administrar lo público. El poder reside en las manos de todos aquellos que disfrutan del derecho de ciudadanía. Se entiende como ciudadano al individuo con capacidad legal para votar y ser votado, lo que, para Aristoteles, significaba los hombres libres de las ciudades griegas.
Diferentemente de la democracia actual, la democracia griega era directa, es decir, los ciudadanos se reunían en asambleas para tratar asuntos importantes de la Ciudad-Estado, como declaración de guerras, ciertos juicios y selección de Magistrados y funcionarios. La democracia clásica es esencialmente de orden jurídico, sin preocupaciones de orden económico. Es individualista, pues considera a los individuos titulares aislados de derechos políticos, no reconociendo ningún grupo intermediario entre el Estado y los individuos, y también igualitaria, pues todos los ciudadanos poseen los mismos derechos políticos, teniendo por objetivo la libertad política, en el sentido de dar a los ciudadanos participación efectiva en el gobierno.
Definición de Heloise Reis Ventura y voz de Jhonatan Jesús Candia Ososrio, licenciado en Relaciones Internacionales e Integración de la Universidad Federal de Integración Latinoamericana (UNILA). // Trabajo presentado como requisito para la obtención de créditos en la disciplina de Teoría Política Moderna en el período 2021.9 impartido por la profesora Renata Peixoto de Oliveira.