Colón impelido por la furia del mar y los vientos, comenzó a tener funestos presentimientos acerca del destino de LA NIÑA y de LA PINTA. Ante la desaparición de esta última y al superar la tempestad, el Almirante decidió peregrinar en romería al Convento de Santa Clara en Moguer, como acción de gracias para superar tan difícil situación. Así Colón dejó inmortalizado en su diario el VOTO COLOMBINO.