1 Tesalonicenses 2:7
Aunque como apóstoles de Cristo hubiéramos podido ser exigentes con ustedes, los tratamos con delicadeza. Como una madre que amamanta y cuida a sus hijos,
El amor de madre es como la nieve, tan limpio y puro; como no agradecer los momentos de enseñanzas y crecimiento que pase contigo.
En otro aspecto el tiempo no se detiene y el cuidado de una madre consta de cuidar y amamantar a sus hijos con sacrificios, pero sobre todo con un toque de delicadeza y exigencia.
Confieso que cuando llego el día su partida, dejo a mi corazón quebrantado, hoy señor te pido que cures mis heridas.
Espíritu Santo a ti extiendo mis brazos para que me refugies con tu abrigo.
Dame fuerza Dios mío para aceptar que mi madre ya ha partido; sáname y úngeme con el fuego de tu amor para vivir en paz internamente.
Desde el fondo de mi corazón,
Sara GG