En el 2010 un caso volteó de cabeza a la opinión pública. La desaparición de una niña en su propia casa develó la ineficiencia y vicios de la procuraduría del Estado de México y de todo el país. Un caso con mezcla de política y espectáculo hizo que nos convirtiéramos en espectadores y jueces de un drama real que jamás encontró culpables